los que manejamos términos tecnológicos sabemos que todo material ofrece resistencia a su transformación, a los cambios. Tal vez suceda algo así con las clases dirigentes conservadoras, en este país: para los que realmente queremos otro mundo mejor, sin ciudadanos de primera y de segunda, sin sifrinos del este y hordas castrocomunistas, ellos se hacen obstinadamente insoportables. No solamente se oponen a los cambios, sino que colocan los linderos del país sobre las coordenadas geográficas de su propio submundo de intereses particulares, como si todos los demás fuésemos hologramas, etéreos seres invisibles.
Pero también sucede algo parecido con muchos de los que - razones menos, razones más - se oponen a la revolución bolivariana: son tan "inspirados" por derecha o por izquierda que ni proponen ni aceptan que realmente haya algún cambio - que el mundo como va de la mano invisible del mercado y del liberalismo económico no es viable, que el Socialismo del Siglo XXI es es la punta del eje del bien común, de la solidaridad y de la inclusión - o bien que por historia y porque sí sea sólo el que ellos imaginan o desean.
Sería bueno que en lugar de criticar e insultar - sobretodo insultar la inteligencia - se pusieran a hacer algo distinto y mejor que ridiculizar o satanizar. Proponiendo, opinando, participando. Tal vez de esa forma se convenzan, o nos convenzan - de cómo se hacen las cosas - a quienes estamos siempre dispuestos a cambiar y a aprender.
Que bueno sería que todos nos pusieramos de acuerdo en el esfuerzo creador, por la transformación del país, que no hayan auto-excluidos, que más allá de la diversidad encontremos puntos de encuentro, que no le paremos bolas a Shakira cuando dice que vivimos en una sociedad "sorda, ciega y muda", que pongamos a Venezuela de primero, que hay espacio para todos, peace & love.
Seguro estoy que es difícil, más no imposible, la empresa de trabajar todos juntos por el presente y el futuro de Venezuela. Es un apelo a la conciencia crítica de cada quién, un llamado de atención, sólo hay que tocar la tecla de la sensibilidad humana, tocar el corazón de las personas puras, colar el mosquito y el azafrán... vale decir no caer en radicalismos y en la bajeza intelectual.
Sólo falta sacar la ecuación correcta, cuánto estaríamos dispuestos a ceder, cuánto estaríamos dispuestos a luchar, no en los términos de un tira y encoge, y esperar los resultados más prometedores.
Y zapping! este post ha sido publicado. Porque aún creo en el hombre como ser pensante y no como ser mononeural.
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